Escuchando el podcast "RZIM: Let my people think" sobre los diferentes argumentos que existen para debatir con ateos, se me quedó grabada una afirmación que va más o menos así: no importa que te sepas todos los argumentos del mundo para debatir con ateos, agnósticos o personas de otras creencias, pocas veces ganamos almas así. Lo que más importa es que lo que predicas se refleje en tu vida, y que compartas tu testimonio. Esto me pareció muy importante para los cristianos. No debemos afanarnos en ganar discusiones o debates. Debemos responder con firmeza y misericordia cuando se nos pide alguna prueba de nuestra fe, pero sin tener ese ánimo de ganar o convencer. Debemos dejar que el Espiritu Santo haga su obra a través de nosotros, y Él será quien convenza a las personas, tal vez en ese mismo momento en el que escuchan la palabra, tal vez más adelante, depende de Dios. Solo tenemos que estar dispuestos a compartir de nuestra fe siempre. Así como hay gente que se enorgullece de sus pecados, ¿como ocultar el hecho de ser hijos de Dios?
'sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; ' - 1 Pedro 3:15
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